viernes, 13 de mayo de 2011

Adaptadores y recopiladores de cuentos en la historia

Seguro que alguna vez hemos oído hablar de personas como Perrault, los hermanos Grimm o Hans Christian Andersen. Son grandes en lo que se refiere a la literatura infantil. Pero hay que decir que no son autores de literatura, fueron buenos recopiladores. 


Empecemos nuestro recorrido histórico con el S. XVIII, en Francia y Perrault como protagonista.


Charles Perrault era un cortesano del rey Luis XIV ("El Rey Sol"), concretamente, pedagogo. Los pedagogos se encargaban de educar a los hijos de los nobles. La nobleza vivía muy bien. Y los que vivían en la corte, también, pero había demasiado descontrol y libertinaje. Perrault era humanista y muy religioso y no llevaba muy bien los excesos de Palacio, creyendo incluso, que tanto despilfarro de lujos y riquezas, tarde o temprano, terminaría.


El motivo que le dió a Perrault a intesarse por los cuentos fue, que al "Rey Sol" le gustaba que le entretuvieran, y se puso por entonces, muy de moda en el Palacio de Versalles, los cuentacuentos. Además de esto, Perrault sabía que su nodriza le contaba numerosos cuentos a sus hijos (porque tuvo varios hijos con distintas esposas). Así que decidió recopilar historias y publicó el libro "Contes des fées" (Cuentos de Hadas).


Él no fue su autor, todas son historias de tradición popular, pero Perrault las adaptó para "moralizar" (sobretodo a los jóvenes de la corte). Incluso, para desarrollar su didáctica moralizante (su propósito con sus recopilaciones), incluyó en las historias moralejas para dejar claro lo que pretende transmitir. Perrault buscaba el impacto, para hacer pensar a la gente.
 
En ésta época (después de Perrault) surgieron otros autores, como Armand Berquin que publicó "El Lobo blanco" dentro de su gran recopilación "El amigo de los niños". Un poco después, Madame Leprince Beaumont, publica "El almacén de los niños" (muy parecido al cuento de "El Lobo blanco") en el cual, dentro de éste, encontramos el hermoso cuento "La Bella y la Bestia".
 
 
 



En este mismo siglo, pero trasladándonos a Inglaterra, un editor llamado John Newberry, empezó a publicar cuentos de gran éxito. En 1745, Newbery abrió en Londres la primera librería y editorial para niños, "La Biblia y el Sol" y editó una antología de recopilación de cuentos folclóricos. La más conocida de sus obras fue "A Little pretty pocket book".


En España, nos encontramos con dos grandes fabulistas: Iriarte y Samariego.

Tomás de Iriarte publicó en 1782 sus "Fábulas Literarias" y motivó controversia: en el prólogo del mismo, reivindica ser el primer español en introducir el género de las fábulas, lo cual motivó una larga contienda con el que había sido amigo desde largo tiempo, Félix María Samariego, ya que éste último había publicado su colección de fábulas en 1781, hecho de sobra conocido por Iriarte.
A parte de la "polémica" surgida con Iriarte, Samariego publicó (como ya he mencionado antes en 1781) "Fábulas Morales". Su intención fue debido a un encargo del seminario de los nobles, para los jóvenes.


Ya centrándonos en la primera mitad del S. XIX con el Romanticismo, surge en Alemania una vertiente político-ideológica: El Nacionalismo.

En esta época surge un profundo interés por lo propio y por ello, se busca recoger textos folclóricos propios de Alemania, para que no se queden en el olvido. Los encargados de buscar y recopilar estos textos fueron Jacob Grimm y Wilhelm Grimm.


Los hermanos Grimm hicieron una recogida extensa de historias propias del pueblo alemán. Y cuando publicaron toda esa recopilación, vinieron los problemas: Un siglo antes, Perrault publicó cuentos como "Caperucita" y "Cenicienta", y en los cuentos que recopilaron los Grimm, también están los mismos que los de Perrault.

Ellos aseguraron que no conocían al tal Perrault (por no conocer no sabían ni francés) y que no plagiaron sus historias. La buena fé de los Grimm en encomendar "textos patrios" al pueblo alemán, les hizo una mala pasada. Esto da a entender una importante reflexión: Es muy difícil determinar qué textos son propios de los que no lo son, los que son de un lugar concreto o los que pertenecen a cientos de sitios.

Otro problema que tuvieron los hermanos Grimm fue que, después de haber publicado dos ediciones de su recopilación de cuentos, surgieron muchas quejas por parte de padres que consideraron poco apropiados esos cuentos para sus hijos (incesto, juergas, violencia, sexo...).


En un principio, los Grimm consideraron que no iban a canbiar nada, estando de acuerdo con los padres: son inadecuados para jóvenes, no están destinados para ellos. Pero al final, hicieron pequeñas adaptaciones para el gusto de todos los públicos. A partir de la tercera edición de sus cuentos, ya hubo "censura".


Ernest Theodor Amadeus Hoffmann fue otro exponente activo en el movimiento romántico de la literatura alemana. Hoffmann fue escritor, jurista, pintor, cantante (tenor) , compositor, pero por lo que más se le conoció fue por su faceta como escritor-adaptador, siendo una figura de gran influencia en grandes escritores posteriores como Edgar Allan Poe y Théophile Gautier. Sus obras de ficción, de horror y de suspense, mezclando lo grotesco y lo sobrenatural con un realismo psicológico, se encuentran entre las obras más influyentes del movimiento romántico. Hay que destacar uno de sus más famosos cuentos, "El Cascanueces y el Rey de los ratones", el cual Tchaikovsky lo adaptó a la danza (ballet). La intención de Hoffmann con sus publicaciones fue por, digamos literalmente, "amor al arte".


Ya en la segunda mitad del S. XIX, en Dinamarca con el Realismo, sobresale la labor de Hans Christian Andersen, que cosechó mucho éxito con sus adaptaciones de cuentos folclóricos.


Con Andersen se diferencian dos tipos de estilo de cuentos:


- Cuentos adaptados por él mismo. Destaca su famoso cuento "La Sirenita" (nada parecido al de la película de Disney: no final feliz). A los cuentos que adaptaba les aportaba un toque personal, siempre ligado a la tristeza y con personajes que anhelan ser otras personas, tener otras cosas (como "La Sirenita" con sus piernas, o "El Patito Feo", que quiere ser aceptado).


- Cuentos realistas. Son cuentos escritos por el propio Andersen (no adaptados) y reflejan la sociedad, las costumbres, las miserias... de la época. Uno de sus cuentos más destacados, "La Cerillera".


 

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