miércoles, 25 de mayo de 2011

REFLEXIÓN BLOQUE 4

En este bloque hemos aprendido aspectos relacionado con la literatura folclórica.

Debido a que el término folklore (anglicismo) significa “costumbres”, “tradición”, ya te interesa saber desde cuándo empieza a desarrollarse la literatura folclórica.


Con esta asignatura he descubierto que no se sabe con exactitud en qué momento en la historia comenzó a germinar, ya que sus orígenes se remontan por tradiciones y costumbres del pueblo transmitidos oralmente.


En el folclore cobra gran importancia la comunicación oral, y la comunidad y unión de la gente que vivía en los pueblos.



El recorrido histórico con autores y recopiladores del folclore, ha resultado un estudio interesante. Sus principales exponentes en cuentos (Perrault, Hermanos Grimm y Andersen) me resultaban ya conocidos, pero no sabía la historia por la que decidieron “sobresaltar” en el campo de la literatura, que con los años, se convirtió en folclórica.

Eso me ha hecho recordar una actividad que se me mandó cuando estaba estudiando el módulo de F.P. en Educación Infantil. La actividad consistía en buscar, precisamente,  cuentos de estos recopiladores. En la búsqueda de la información me di cuenta de que algunos autores se atribuían los mismos cuentos (lo descubrí viendo que, tanto Perrault como los Grimm, habían hecho “Caperucita Roja”). Yo entregué mi actividad y se me puntuó, pero no se me dijo el porqué de esas extrañas autorías.

Ahora se que los Grimm, tuvieron “problemillas” al recopilar cuentos que la gente alemana les daba considerándolos propios de la “nación”, y también se que puede haber muchas versiones de un mismo cuento.

También considero importante en este bloque las clasificaciones de cuentos realizadas por expertos interesados en el folclore. Las más interesante para mí son las de Propp y de mi admirado Rodari.

Destaco también la poesía folclórica, utilizada de manera lúdica y que con ella he aprendido numerosas canciones para jugar a la cuerda, a las palmas o a la goma. Y el teatro, con sus “Cómicos de la legua” que tantas veces me ha hecho reír y entretenerme en el pueblo de mi abuelo cuando era niña.

Quiero puntualizar que la literatura folclórica no está destinada para niños, pero se usaba en la época para precisamente “entretener”.

Es por eso la importancia de los maestros de infantil en saber adaptar textos folclóricos a las edades y contextos de sus alumnos. Sobre todo, porque es una forma de transmitir raíces culturales.

Me van a venir muy bien las explicaciones para saber adaptar este tipo de cuentos a  los niños cuando sea maestra.

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